Virus, deyecciones ganaderas y digestión anaeróbica.

Apr 22, 2020 | Biogás, covid-19, virus | 0 comments

 

Dicen que después de esta crisis del COVID-19, muchas cosas tendrán que cambiar. A parte de estar mejor preparados para una pandemia, es clave buscar formas de reducir riesgo de que se generen de nuevas.

El riesgo principal que tenemos es cuando un virus muta y pasa de un animal a una persona. Para esto es necesario el contacto entre personas, animales y virus de diferentes especies.

Hace 11 años hablamos de la gripe A o gripe porcina.

El origen de la infección es una variante de la cepa H1N1, con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana​ que sufrió una mutación y dio un salto entre especies de los cerdos a los humanos, para después permitir el contagio de persona a persona. (fuente: wikipedia)

Al final afecto entre el 11 y 21 % de la población mundial y dejando tras de sí entre 150 000 y 575 000 víctimas.

La memoria a veces nos engaña pero esto de la transmisión de virus entre animales y personas es habitual.

La clave está nuevamente en que si evitamos o reducimos el contacto entre especies y virus, reducimos las posibilidades de una nuevas pandemias.

Las explotaciones ganaderas en Europa, un ejemplo de buena gestión para proteger a los animales.

Todos los que trabajamos con el sector ganadero, sabemos de la elevada profesionalidad de la mayor parte del sector y del extremo cuidado y esfuerzos que se realizan para evitar infecciones en las explotaciones ganaderas.

Baden sanitario para vehículos, desinfección de pies, batines, gorros para visitas, lavadoras para ropa del personal, vacunas, cuarentena para nuevos animales previo a entrar en la granja, lavado y desinfección de vehículos, distancia entre explotaciones y la prohibición de mezclar las deyecciones de otras explotaciones.

Existe una verdadera obsesión y gran dedicación del sector para evitar, que los animales se contagien.

El único “pero” que podríamos poner es que todas estas medidas están enfocadas para evitar la transmisión entre animales, pero no enfocadas a evitar la transmisión a las personas.

Lo único que sale de una explotación ganadera es el producto, (carne, huevos o leche) que se dirige a centros con elevados controles sanitarios y llegan a nuestra mesa después de un estricto control, los trabajadores y las deyecciones.  Sobre las deyecciones y su gestión no hay ninguna exigencia de control y pueden ser un vector de transmisión de enfermedades.

 

Bacterias, virus y digestión anaerobia.

En Europa se legisla que los digestatos deben cumplir con un límite fijado por el Reglamento (UE) n.º 142/2011, y por lo tanto el digerido debe considerarse estiércol no trasformado, debiendo cumplir con los siguientes límites:

  • Escherichia coli: n = 5, c = 1, m = 1 000, M = 5 000 en 1 g;

o

  • Enterococcaceae: n = 5, c = 1, m = 1 000, M = 5 000 en 1 g

y

  • Salmonella: ausente en 25 g: n = 5; c = 0; m = 0; M = 0

 

Por experiencia esto se consigue con post digestores, relativamente elevados tiempos de retención y trabajar a elevadas temperaturas.

Por lo tanto la digestión anaeróbica elimina gran parte de los patógenos, y en caso de trabajar en régimen termofílico y con post digestión se puede llegar a eliminar el 100 % de estos.

El curioso problema que nos hemos encontrado es cuando la base de tratamiento es solo purín porcino. En este caso, a pesar de reducir en más de un 95 % el recuento de entrada de estos patógenos, es casi imposible llegar a la reducción casi del 100 % que exige la legislación. Entonces se da la contradicción que puedes aplicar y manejar purín con elevadísimos valores de patógenos, pero no te permiten aplicar al campo un digestato, que solo es un purín tratado que ha reducido el 98 % de los patógenos de entrada del purín. Una contradicción que el estado debe dar solución para permitir hacer más plantas de biogás en nuestro país y reducir el riesgo de nuevos virus.

 

El ejemplo de Dinamarca, el contrapunto en España

En Dinamarca, la mayoría de las deyecciones ganaderas se tratan en plantas de biogás. Estas tiene un tratamiento termofílico, ( a elevadas temperaturas) y con post-digestión, (un segundo reactor). En consecuencia, en estas plantas se transforman deyecciones con elevadas concentraciones de virus y bacterias, en un producto higienizado y sin riesgo.

Tanto es así que el digestato de los digestores se almacena en las mismas granjas de donde procede el purín. Y los granjeros, tan recelosos de su bioseguridad, no tienen problemas en admitir un material que en parte procedía de otras explotaciones, ya que es un gran fertilizante seguro.

La situación en España es muy diferente. Prácticamente todos los purines se almacenan, manipulan y aplican al campo con miles de miles de billones de virus y bacterias, que potencialmente pueden generar un problema. Encima, por esta mal entendida seguridad, no se permite almacenar digestatos seguros en balsas cercanas a explotaciones porcinas.

Otro ejemplo de lo que debe cambiar en España es que en plantas de biogás dependiente de una explotación porcina, no se puede tratar sus purines con un % de gallinaza. Teóricamente la excusa es sanitaria, pero manteniendo unas ciertas condiciones, esta norma no tiene sentido e impide la realización de nuevas plantas.

 CONCLUSIÓN.

  • Se debe revisar por parte de las administraciones todo el tema de riesgos de transmisión de enfermedades en explotaciones ganaderas.
  • La digestión anaeróbica termofilíca con post digestión es la solución para higienizar y reducir riesgos sanitarios en la gestión de las deyecciones ganaderas.
  • En Gobierno Español, debe legislar de forma inteligente para promover el tratamiento de las deyecciones vía digestión termofónica si quiere reducir riesgos de nuevas epidemias.